miércoles, 28 de mayo de 2025

Jardín sensorial y terapia hortícola

Un modelo excelente para vivir más estrechamente con la naturaleza cercana.
Un solo macetero con plantas fáciles de mantener, incluso en el interior de nuestra vivienda, vale para disfrutar de la salud, física, mental emocional,.., que nos dan las plantas, simplemente contemplando y atendiendo cómo nos ayudamos mutuamente a vivir mejor.

"¿Qué es la terapia hortícola?
La terapia hortícola, también llamada hortiterapia, es una disciplina que le permite a las personas mejorar la salud física, mental y emocional; a través de distintas dinámicas como la jardinería y el cuidado de huertos.
Diversos estudios han demostrado que estas actividades logran un cambio positivo en las personas, por lo que se ha convertido en una terapia recomendable para quienes padezcan distintos problemas de salud. En nuestro artículo sobre jardines sensoriales, mencionamos sobre cómo la terapia hortícola puede estimular el sentido del tacto, olfato, vista, incluso el sentido del gusto."


 

lunes, 26 de mayo de 2025

Fermentar germinados

Más que una propuesta práctica de taller para fermantar germinados es una documentación para compartir conocimientos y experiencias, preguntas y dudas sobre el tema.
Animaros a participar.

Fermentar germinados según la IA Gémini Fermentar germinados es una excelente manera de potenciar sus beneficios nutricionales y hacerlos más digestibles. El proceso de germinación ya incrementa el contenido de vitaminas, minerales y enzimas en las semillas, y la fermentación añade probióticos y reduce aún más los antinutrientes como el ácido fítico.

Aquí te explico cómo fermentar germinados, con los pasos clave y algunas consideraciones importantes:


1. Germinar las semillas

Antes de fermentar, primero necesitas tener los germinados listos. Este es el proceso básico:

  • Elige las semillas adecuadas: Opta por semillas orgánicas y específicamente designadas para germinar. Puedes usar lentejas, garbanzos, frijoles mungo, quinoa, trigo sarraceno, alfalfa, brócoli, rábano, etc.

  • Remojo inicial: Pon las semillas en un frasco de vidrio limpio y cúbrelas con agua. Deja remojar durante 8-12 horas (el tiempo varía según el tipo de semilla). Desecha el agua de remojo.

  • Enjuague y escurrido: Enjuaga bien las semillas con agua fresca y escúrrelas completamente. Es crucial que no quede agua estancada, ya que podría provocar moho.

  • Condiciones para germinar: Coloca el frasco inclinado hacia abajo en un escurridor o usa una tapa de malla para permitir el drenaje y la circulación del aire. Enjuaga y escurre las semillas 2-3 veces al día, o incluso más si hace calor.

  • Observa el crecimiento: En 2-5 días (dependiendo de la semilla y la temperatura), verás que les sale un pequeño brote o "rabito". Cuando el brote tenga la misma longitud que la semilla, están listos para la fermentación.


2. Fermentar los germinados

Una vez que tengas tus germinados, puedes proceder a la fermentación. La forma más común es mediante una fermentación láctica, similar a la del chucrut o el kimchi.

Método con salmuera (el más común):

Este método es ideal para legumbres y cereales germinados.

Materiales:

  • Germinados listos.

  • Frasco de vidrio limpio y esterilizado con tapa hermética.

  • Agua sin cloro (filtrada o embotellada).

  • Sal marina sin refinar (sin yodo ni antiaglomerantes).

  • Opcional: un iniciador (suero de kéfir, jugo de chucrut, etc.) para acelerar el proceso y asegurar una buena fermentación.

Pasos:

  1. Lava y escurre los germinados: Asegúrate de que los germinados estén frescos y bien escurridos.

  2. Prepara la salmuera: Disuelve 1-2 cucharaditas de sal marina por cada taza de agua. Puedes ajustar la cantidad de sal a tu gusto, pero esta proporción es un buen punto de partida para la mayoría de los germinados.

  3. Coloca los germinados en el frasco: Rellena el frasco de vidrio con los germinados, dejando un espacio de unos 2-3 cm en la parte superior.

  4. Cubre con la salmuera: Vierte la salmuera sobre los germinados hasta cubrirlos por completo. Asegúrate de que todos los germinados estén sumergidos. Si usas un iniciador, añádelo ahora.

  5. Presiona los germinados: Si es necesario, utiliza un peso para mantener los germinados sumergidos bajo la salmuera. Esto es crucial para evitar el crecimiento de moho. Puedes usar una hoja de col limpia, un trozo de zanahoria o un peso de fermentación de vidrio.

  6. Tapa el frasco: Cierra el frasco, pero no herméticamente si no tienes una válvula de escape de aire, ya que se generarán gases durante la fermentación. Si usas una tapa normal, ábrela un poco una vez al día para liberar los gases (esto se llama "burping").

  7. Fermentación: Deja el frasco a temperatura ambiente (idealmente entre 18-24°C) en un lugar oscuro durante 2-5 días. El tiempo de fermentación dependerá de la temperatura y de tu preferencia de sabor.

  • Señales de fermentación: Observarás pequeñas burbujas, el agua puede volverse ligeramente turbia y el olor será ligeramente ácido, fresco y agradable (no desagradable ni a podrido).

  1. Refrigeración: Una vez que los germinados fermentados tengan el sabor deseado, guárdalos en el refrigerador. Esto ralentizará el proceso de fermentación y los conservará por varias semanas.

Método de rejuvelac (bebida probiótica):

El rejuvelac es una bebida probiótica hecha a partir de la fermentación de germinados de cereales como el trigo o la quinoa.

Materiales:

  • 1 taza de germinados de trigo o quinoa (con los brotes de 1-2 cm).

  • 3-4 tazas de agua filtrada.

  • Frasco de vidrio grande.

  • Colador fino o gasa.

Pasos:

  1. Combina: Pon los germinados y el agua en el frasco de vidrio.

  2. Fermentación: Cubre el frasco con una gasa y sujétala con una goma. Deja fermentar a temperatura ambiente durante 24-48 horas.

  • Señales: El agua se volverá turbia, aparecerán burbujas y tendrá un olor ligeramente ácido.

  1. Cuela: Una vez listo, cuela el líquido en una jarra. Este es tu rejuvelac.

  2. Almacena: Guarda el rejuvelac en el refrigerador por hasta una semana. Puedes beberlo solo, añadirlo a batidos o usarlo como iniciador para otras fermentaciones.


Consejos y consideraciones importantes:

  • Higiene: La limpieza es fundamental en la fermentación. Asegúrate de que todos tus utensilios y frascos estén impecablemente limpios y esterilizados para evitar el crecimiento de bacterias no deseadas o moho.

  • Temperatura: La temperatura ambiente influye en la velocidad de la fermentación. En climas cálidos, la fermentación será más rápida y es posible que necesites enjuagar los germinados con más frecuencia durante la fase de germinación.

  • Calidad de los ingredientes: Utiliza agua sin cloro, ya que el cloro puede inhibir el crecimiento de las bacterias beneficiosas. La sal marina sin refinar es preferible por su contenido de minerales.

  • Aireación: Durante la germinación, los germinados necesitan aire. Durante la fermentación en salmuera, es importante minimizar la exposición al aire para los germinados sumergidos, pero permitir que los gases escapen.

  • Sabor: Prueba tus germinados fermentados después de unos días. El sabor debe ser agradablemente ácido y ligeramente picante. Si el sabor o el olor son desagradables, descártalos.

  • Conservación: Los germinados fermentados se conservan bien en el refrigerador durante varias semanas.


Germinados específicos para fermentar y sus particularidades

Si bien muchos germinados se pueden fermentar, algunos son más populares y ofrecen sabores y texturas interesantes:

  • Lentejas y Garbanzos: Estos son excelentes para principiantes. Tienen una textura firme que se mantiene bien durante la fermentación y absorben bien los sabores de la salmuera y las especias. Son ricos en proteínas y fibra, y la fermentación ayuda a reducir los antinutrientes que a veces causan hinchazón.

  • Frijoles Mungo (Soja verde): Muy comunes y fáciles de germinar. Fermentados, desarrollan un sabor suave y una textura ligeramente crujiente. Son versátiles para ensaladas o como guarnición.

  • Brócoli y Rábano: Estos germinados tienen un sabor más picante y distintivo que se intensifica con la fermentación. Son ricos en sulforafano (brócoli) y compuestos beneficiosos que se potencian con este proceso. Si te gusta lo picante, ¡adelante!

  • Alfalfa y Trébol: Aunque se pueden fermentar, su textura es más delicada. Si los fermentas, el tiempo suele ser más corto para evitar que se pongan demasiado blandos. Pueden funcionar bien en mezclas con otros germinados más firmes.


Problemas comunes durante la fermentación y cómo resolverlos

La fermentación es un arte, y a veces surgen dudas. Aquí tienes algunas situaciones frecuentes y cómo manejarlas:

1. ¿Por qué no burbujea mi fermento?

  • Paciencia: A veces, las burbujas no son visibles de inmediato. El proceso de fermentación puede tardar 24-48 horas en hacerse evidente, especialmente si la temperatura ambiente es más fría.

  • Temperatura: Las temperaturas bajas ralentizan la actividad de las bacterias. Si hace frío en tu cocina, la fermentación será más lenta. Intenta mover el tarro a un lugar un poco más cálido (sin ser excesivamente caliente, como cerca de una estufa).

  • Sal insuficiente: Una salmuera demasiado diluida podría no ser suficiente para iniciar la fermentación correctamente. Asegúrate de usar la proporción adecuada de sal.

  • Agua clorada o con yodo: Si usaste agua del grifo directamente sin filtrar o sal yodada, el cloro o el yodo pueden haber inhibido las bacterias.

  • Tarro demasiado lleno: Si el tarro está muy apretado, no hay suficiente espacio para que los gases se acumulen y las burbujas sean visibles.

2. Moho vs. Kahm Yeast (Levadura Kahm)

Esta es una de las mayores preocupaciones, ¡y con razón!

  • Moho: El moho suele aparecer como pelos de color verde, negro, azul o rosa, o como manchas secas y peludas. Si ves moho, desecha todo el lote sin dudarlo. No intentes quitarlo y consumir el resto; las esporas pueden haberse extendido. La causa más común es que los germinados no estaban completamente sumergidos en la salmuera y estuvieron expuestos al aire.

  • Kahm Yeast (Levadura Kahm): Es una capa blanca, plana, como una película, que a veces parece arrugada o con nata. Es inofensiva y es un subproducto natural de la fermentación. No tiene olor desagradable. Puedes retirarla suavemente con una cuchara limpia y el fermento sigue siendo seguro para consumir. Asegúrate de que el resto del fermento huela bien y no tenga signos de moho.

3. Olores extraños

  • Olor agrio, ligeramente ácido y limpio: ¡Esto es lo que buscas! Indica una fermentación saludable.

  • Olor rancio, a podrido o a "calcetín sucio": Si detectas un olor desagradable, es un indicio de que algo salió mal y probablemente se ha contaminado. Deséchalo. Una higiene impecable es clave para evitar esto.

4. Los germinados están blandos o pegajosos

  • Sobre-fermentación: Si los dejas fermentar demasiado tiempo, especialmente en temperaturas cálidas, los germinados pueden volverse excesivamente blandos. Prueba antes y refrigera cuando alcancen la textura deseada.

  • Germinados iniciales blandos: Asegúrate de que tus germinados estén frescos y crujientes antes de empezar. Los germinados viejos o dañados pueden no fermentar bien.


Ideas para usar tus germinados fermentados

Una vez listos, ¡las opciones son infinitas!

  • Ensaladas: Añádelos a tus ensaladas para un toque ácido y crujiente.

  • Sándwiches y Wraps: Sustituye la lechuga o añade un extra de sabor.

  • Guarnición: Sirve junto a carnes, pescados o platos vegetarianos.

  • Smoothies: Unas cucharadas de germinados fermentados pueden añadir probióticos sin alterar demasiado el sabor.

  • Sopas frías: Para dar un toque de frescura y acidez.